sábado, 23 de marzo de 2013

Descenso



                                       Por: Jairo Bohórquez Guillén



Luché
por quitarme los clavos,
cuando al fin pude
bajar de la cruz,
no encontre piso.





De La edad de la ira, de Oswaldo Guayasamín

Perdición



                           Por: Jairo Bohórquez Guillén

Una vez,
solo una vez
me asomé en su mirada,
y no volví a ser el mismo...

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Memoria de las Piedras




Cuando termine de andar
y descanse en sitio sacro,
mis palabras no rompan
suavemente el silencio,
mi nombre dormirá
grabado en mármol blanco,
empezara a borrarse
de rocas más duras.

El corazón de los míos
tendrá otros latidos.
Me esfumaré de repente
sin que nadie lo note,
mas me verán reflejado
en algún ceño fruncido,
el mirar de unos ojos
la sonrisa de un niño.

Si el olvido se esmera
recoger mis huellas,
escaparé con mis letras
desde éstas piedras.

sábado, 16 de febrero de 2013

CREADOR




                                                 Por: Jairo Bohórquez Guillén


En el sexto día creó Dios al hombre
para que señoree sobre todo lo existente.

Y viendo,
que el hombre descansaba
placido y tranquilo
tomó una de sus costillas
quitándole  sosiego, expulsándolo
sobre la humedad de sus aguas.

Después,
ya no hubo más
manzanas,  peras
duraznos, sandias
higos, ni aceitunas
tan solo sudor amargo
bajando de sus sienes.
Saboreó la tierra
labrada con sus manos
con sus pies
con su espalda
con llaga entre los labios.

Entonces,
fue paria en sus dominios.
Caminó sin brújula,
sin infierno ni cielo
construyendo y desconstruyendo
su propio paraíso.
Pisada por pisada
tiempo por tiempo
minuto por siglos
olvido por olvido.
Perdiendo en la memoria
de la inmensidad
su propia historia.
Sus dominios
no eran suyos
vio como las olas
borraban sus huellas
y hombres alados
volar entre las estrellas.

Al final,
Cansado, sintiéndose pequeño
bajo la tempestad de lo inexplicable
no fue el sexto día
ni el séptimo
o el octavo
tan solo uno de tantos
para explicar lo que no entendía
en su peregrinación
decidió crear un ser superior.
Lo llamó Dios.
Pero, el hombre quiso
ponerlo en un lugar distinto
Intocable para el mundo.
Le dio una corona
lo sentó en trono de oro
rodeado de seres similares.
No lo puso en un paraíso
para ser expulsado.
No le quitó la costilla
lo hizo completo.
Ahí quedó
Ahí sigue…


Cuadro de Oswaldo Guayasamín 

martes, 5 de febrero de 2013

Semejanza



                                  Por: Jairo Bohórquez Guillén

-El amor hace que dos personas
se vean iguales la una a la otra.
-Pero,
tú cambiaste
yo cambie.
-Te das cuenta
que hasta en eso nos parecemos.
"Los Amantes" de Oswaldo Guayasamín.

sábado, 2 de febrero de 2013

Plegaria

                               Por: Jairo Bohórquez Guillén

Señor, tú que todo lo ves
que todo lo puedes
no nos dejes caer en tentaciones.
Quitanos las manzanas
regálanos el paraíso.
Toma el vino convertido en agua
dale de beber al sediento
pero,
déjanos la resaca
para recordar que no somos dioses.

El dolor de tus heridas
aún sangra en mis manos.

Señor, que todo lo ves,
escuchas y puedes
apaga de una vez
la lumbre del camino
permítenos rodar en
nuestras redundancias,
claudicaciones.
Total,
mis años son pocos
los tuyos muchos.

Tu última espina
va cayendo de mi frente.


martes, 29 de enero de 2013

Antropofagia

                                        Por. Jairo Bohórquez Guillén

Yo en la matriz
y tus buitres merodeaban
picoteando prejuicios
ocultando sus verrugas bajo el plumaje,
que ennegrece las vidas,
amalgama resentimientos,
dudas necedades...

Hoy que camino entre tus selvas
llorando el vértigo de tus vaivenes,
me confundo entre tu fauna;
y prefiero al bramido, las palabras.
Pero los gusanos de ti emergen
abaten mi cuerpo sin tocar mi alma.
Las guadañas de tus fieras
cortan mis líricas venas,
embarcadas en su empresa
atacan mis sentidos.

En instintiva claudicación
de belígero sonetista,
alisto mis mandíbulas
-ansias de devorar-
no por placer...Por sobrevivencia.


Entre Paredes Blancas

                                                  Por. Jairo Bohórquez Guillén

Dentro
en mi laberinto busco un verso.
-Paráfrasis axiomático de mi tortura -
Nulo. Vertiendo jotas, encuentran
mis neuronas, ataduras...
Trepanación frontal buscando psiques
aullando metamorfosis, verbos mudos.
Sumersión en lagunas lunares.
frenesí de espirales partituras.
En mi Ego, dentro y fuera no me encuentro.
¿Será que huí de mi, a mi interno abismo?
O me disparé al ápice dilatante,
a trizar el universo a mordeduras...
Dilato mis daltónicas pupilas.
Se aproximan Argos de otro mundo,
ciñen a mi abrazo eternidades
cruzan el umbral hacia su historia.
Me abandonan a vivir...aquí en mi mundo...


Mirándome Morir

                                            Por: Jairo Bohórquez Guillén 

Ante el espejo
tiemblo...

Cronos me está marcando con sus huellas,
mas bien heridas, zarpazos.
¿Acaso tus manos, no son, si no garras
que posas sobre mí, para tatuar minutos?
Mendigas vida. Entregas muerte.

Ante el espejo
tiemblo...

Empieza a conjugar el pretérito
todas sus formas, todos sus verbos;
ar, er, ir de principio a fin.
Pesa lo realizado,
pesa lo no hecho.
Vislumbro en el futuro
lo deseado por hacer.
Sin embargo sigo inerte,
vegetativo sobre el presente.
Mientras la araña de tres patas
teje su tela sobre mi frente.

Y sigo ante el espejo
temblando...

Buscando disfrazar el tiempo,
con lagrimas de adolescente
carcajadas colegiales
pañuelos de colores
címbalos y panderetas
que entona el silencio en sinfonía.
Pero el cristal no miente.
No sabe de sobornos.
Es como un niño, dice lo que ve.
No sabe de política y apellidos,
de raza o religión.
Y el cartógrafo de las horas
sigue su tarea. Mapa de días,
que traza en el frágil lienzo
que cubre mi mortal predio.
No con lápiz. Con bisturí.

Y temblando me miro.
Me miro temblar...

Santoral mensajero,
que el otoño se extinga en ti.
El negro de mi pelo
es alegría es festín.
Fuego llama de años,
no quemes el carbón de mi sien.
Cenizas pronto habrá.
Blanco principio del fin.
Mis flores agonizan.
Mis luciérnagas se opacan.
Blanca huesa no me huelas,
no tengas sed de mi
que mis átomos inertes
nutrirán tu vientre al fin.

...Con el espejo empañado
sigo, mirándome morir...