sábado, 8 de febrero de 2014

ANOCHE


Por: Jairo Bohórquez Guillén 


Anoche quise hablarte 

no estuviste a mi lado 
anoche quise amarte 
y no te sentí junto a mi 
anoche quise quemarme 
con el fuego de tu cuerpo 
en el eco de los recuerdos 
sólo tu risa escuché. 

La noche trajo el aroma 

de tus labios en deseo, 
de tu cuerpo, que es estrella 
en fugaz huida hacia el sol. 

Anoche el silencio 

me trajo carcajadas 
diciéndome que era 
un payaso más... 
En tu libro de amores 
sólo era otra palabra 
un verso que se escapa 
de una carta de amor. 

Anoche la luna 

tenia color de lágrimas; 
no sé si desde arriba 
te veía lejos de mi 
pero la fantasía 
que brillaba en las estrellas 
era la de tus ojos 
que ya no están aquí.



sábado, 23 de marzo de 2013

Descenso



                                       Por: Jairo Bohórquez Guillén



Luché
por quitarme los clavos,
cuando al fin pude
bajar de la cruz,
no encontre piso.





De La edad de la ira, de Oswaldo Guayasamín

Perdición



                           Por: Jairo Bohórquez Guillén

Una vez,
solo una vez
me asomé en su mirada,
y no volví a ser el mismo...

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Memoria de las Piedras




Cuando termine de andar
y descanse en sitio sacro,
mis palabras no rompan
suavemente el silencio,
mi nombre dormirá
grabado en mármol blanco,
empezara a borrarse
de rocas más duras.

El corazón de los míos
tendrá otros latidos.
Me esfumaré de repente
sin que nadie lo note,
mas me verán reflejado
en algún ceño fruncido,
el mirar de unos ojos
la sonrisa de un niño.

Si el olvido se esmera
recoger mis huellas,
escaparé con mis letras
desde éstas piedras.

sábado, 16 de febrero de 2013

CREADOR




                                                 Por: Jairo Bohórquez Guillén


En el sexto día creó Dios al hombre
para que señoree sobre todo lo existente.

Y viendo,
que el hombre descansaba
placido y tranquilo
tomó una de sus costillas
quitándole  sosiego, expulsándolo
sobre la humedad de sus aguas.

Después,
ya no hubo más
manzanas,  peras
duraznos, sandias
higos, ni aceitunas
tan solo sudor amargo
bajando de sus sienes.
Saboreó la tierra
labrada con sus manos
con sus pies
con su espalda
con llaga entre los labios.

Entonces,
fue paria en sus dominios.
Caminó sin brújula,
sin infierno ni cielo
construyendo y desconstruyendo
su propio paraíso.
Pisada por pisada
tiempo por tiempo
minuto por siglos
olvido por olvido.
Perdiendo en la memoria
de la inmensidad
su propia historia.
Sus dominios
no eran suyos
vio como las olas
borraban sus huellas
y hombres alados
volar entre las estrellas.

Al final,
Cansado, sintiéndose pequeño
bajo la tempestad de lo inexplicable
no fue el sexto día
ni el séptimo
o el octavo
tan solo uno de tantos
para explicar lo que no entendía
en su peregrinación
decidió crear un ser superior.
Lo llamó Dios.
Pero, el hombre quiso
ponerlo en un lugar distinto
Intocable para el mundo.
Le dio una corona
lo sentó en trono de oro
rodeado de seres similares.
No lo puso en un paraíso
para ser expulsado.
No le quitó la costilla
lo hizo completo.
Ahí quedó
Ahí sigue…


Cuadro de Oswaldo Guayasamín